Contis, simplemente.

Esta playa única extiende su fina arena sobre kilómetros, donde hay un lugar para cada uno: adeptos al bronceado o a los castillos de arena, paseantes efectuando largos paseos al borde del agua, surferos u otros amantes de planchas de todo género, futineros, pescadores, ...

Nos quitamos los zapatos y el tiempo se para, estamos en el instante presente, podemos incluso sentarnos y solamente contemplar las olas. Esta tarjeta postal de la que no nos cansamos jamás, esta naturaleza vivificante, nos llena de energía.

Acaba de ser construido un mirador de madera, ofreciendo un panorama increíble, muy confortable para admirar las puestas de sol.
Y a veces, cuando se reúnen las condiciones, al norte de la desembocadura de la corriente, la emoción está garantizada cuando se ve aparecer la proa de un barco encallado ahí hace 125 años.

Cualquiera que sea su objetivo al venir a Contis, su playa le encantará

Contis mantiene su carácter único de este ambiente creado por ese pequeño joyero que es « Le Courant », formando una ensenada en la duna justo antes de desembocar en el Atlántico.

Su playa tiene un tamaño ideal y se parece a un teatro cuyo espectáculo cambia a cada instante.

Usted se sentirá privilegiado en este lugar de todos los intercambios entre un río que acaba su periplo, bordeado por los diques de la desembocadura, y el Océano que va y viene a merced de las mareas.

Nos encontramos en un lugar protegido, con la música omnipresente del Océano, al que podemos ir a pie siguiendo las orillas.

Verá algunas pequeñas embarcaciones, ciertas de ellas atípicas, y tendrá, quién sabe, la suerte de ver una de ellas salir al mar.

Es nuestro emblema, y se encuentra seguramente en todas las fotos de los que nos han hecho una visita.

Construido en 1862 bajo decreto de Napoléon III, su particularidad es la de no estar situado en el mar: ha sido edificado a 500 m de la playa, en medio del bosque. Tiene 39 m de alto y se encendió por primera vez la noche del 19 al 20 de diciembre de 1863. Desde entonces, cada noche, el cielo de Contis se ilumina al ritmo de las señales que su faro envía a alta mar a una distancia de alrededor de 42 Km.

Puede visitarse en julio y agosto, y si un día sube sus 183 escalones, tendrá usted una impresión de libertad total. El faro de Contis, pintado con una doble espiral negra, forma parte de los tres únicos faros del mundo de categoría "Barber-Pole" que poseen este motivo, junto con los faros de Cape Hatteras en Carolina del Norte y de St Augustine en Florida.

Sorprendido así por la altura, se toma conciencia en seguida de lo que es verdaderamente Contis, todo un pequeño rincón de paraíso entre Océano y bosque, en el corazón de un macizo forestal inmenso, el más grande de Europa.

La Vélodyssée le permite recorrer el Atlántico en bicicleta. Es la más larga pista para bicis de Francia y estará, a término, conectada a toda Europa.

Entrará usted en ella cerca del faro y podrá ir a su antojo hacia el norte, hacia el sur, sobre esta magnífica pista totalmente nueva. Es tan bella que nos sentimos empujados por alas desde las primeras pedaladas . Su trazado es ideal y permite admirar la flora muy específica del borde del mar y también la fauna.

No es raro cruzarse sobre todo con ardillas, algunas ciervas, cervatillos o corzos.

Los carriles Bici son tan anchos que es fácil cruzarse sin riesgo de estorbarse, lo que va sin duda a reconciliar a muchos de los no deportistas con la práctica de la marcha o de la bicicleta.

A « consumir » sin moderación ¡y es gratuito!

¡Buenos paseos a todos!